Los nuevos iPhone XS y XS Max tienen el importante desafĂo de medirse de tĂş a tĂş con varios competidores que se sienten muy cĂłmodos sobre todo en el apartado fotográfico. Apple sabe que para dar la talla en el segmento premium las cámaras deben estar a la altura y por eso se ha enfocado en mejorarlas.
El iPhone XS incorpora una doble cámara trasera con dos sensores de 12 megapĂxeles cada uno, Ăłpticas con apertura f/1.8 y f/2.4 para gran angular y teleobjetivo y doble estabilizador Ăłptico. En lo que concierne a la cámara frontal apuesta por un sensor de 7 megapĂxeles y una Ăłptica con apertura f/2.2. Hasta aquĂ no hay ninguna diferencia con el iPhone X del año pasado: misma resoluciĂłn para los sensores y misma apertura para las Ăłpticas. Pero es que las novedades fotográficas de los iPhone XS y XS Max tienen que ver con el tamaño de los fotorreceptores. El sensor tiene la misma resoluciĂłn, pero sus celdas fotosensibles son más grandes.
La superficie de cada fotorreceptor tiene un impacto directo en la cantidad de luz que es capaz de recoger. Si la celda es mayor podrá capturar más fotones, que son las partĂculas encargadas de transportar la luz. Esto significa que las cámaras traseras de los nuevos iPhone “en teorĂa” deberĂan poder capturar mejores fotografĂas en situaciones de poca luz, con más detalle y menos ruido en las zonas en sombra.
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