La basura es un problema que llena los océanos de plástico, ensucia el espacio exterior y cambia los hábitos de las aves migratorias. Pero lanzarla a la boca de un volcán no es una solución aconsejable. Ya lo intentó una expedición de investigadores en el Erta Ale, un volcán del Cuerno de África, que arrojaron 30 kilogramos de desechos orgánicos en el lago de lava del cráter del volcán y observaron que solo logró desencadenar una pequeña (pero violenta) erupción volcánica y la prueba quedó grabada en video.
La basura ganó la suficiente energía cinética para atravesar la piel de roca fundida, interrumpir el equilibrio del lago y hacer que el volcán estallara con violencia. Es lo mismo que ocurriría si te lanzaras al vacío desde la cima del volcán: flotarías brevemente en el magma y después arderías inevitablemente causando una erupción.
Así que, ahí tienes una primera razón para no tirar toneladas de basura en un volcán activo: si estás lo suficientemente cerca como para arrojar porquerías en su interior, te arriesgas a morir en una explosión de ceniza, roca fundida y gases tóxicos. O por algo tan simple como una salpicadura de lava. En Hawái, los desprendimientos de rocas en los lagos de lava del Kilauea provocaron salpicaduras de hasta 85 metros de altura que fundieron vallas, cámaras y todo lo que el volcán tuviera a su alcance.
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