La industria automotriz avanza a pasos de gigante a través de vehículos cada vez más conectados con aplicaciones o a internet, así como vehículos que no requieren de un conductor en el caso de los carros autónomos. En esta carrera para ser el primero en sacar un nuevo producto al mercado, queda en entredicho si las marcas o fabricantes han incluido un sistema de ciberseguridad que actúe de barrera entre los hackers.
Los vehículos conectados aumentan el número de redes necesarias para el empleo de aplicaciones, o en el caso del GPS la capacidad de cambiar desde la distancia el itinerario de destino para que cuando el conducto llegue al destino, robarlo. El problema en esta extrema competencia es que «no se ha pensado en la seguridad», señala a ABC Bosco Espinosa, director de preventa de Kaspersky Lab. Por lo que desde un principio se carece de un sistema de contingencia ante la entrada de un virus. Los vehículos conectados tienen app con las que se puede configurar el GPS, abrir las puertas del vehículo o controlar el sistema de frenado.
La carencia de concepto de ciberseguridad, solo es necesario que el hacker use «las herramientas que te propone el fabricante», añade Espinosa, para tomar el control de todo el vehículo. «Si va por GPS le puedes decir que vaya a este sitio. Los hackers pueden modificar el destino», asegura además. Sin embargo, el problema no tiene por qué radicar en el vehículo, sino en el acceso de un ciberdelincuente al smartphone donde se encuentra la aplicación. «Cualquiera que tenga acceso al teléfono puede leer esa información. Sería una manera fácil de robar vehículo», señala Espinosa. En cualquier caso, es muy difícil comprobar el motivo por el cual el vehículo ha sido sustraído después del robo.
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