Venezuela ha desarrollado en este tiempo un complejo sistema digital para vigilar a la ciudadanía y amedrentar a los disidentes, utilizando entre otras herramientas un documento de identidad llamado el Carnet de la Patria. Entre los datos que recopila dicho sistema están: cumpleaños, información familiar, empleo e ingresos, inmuebles propios, historial médico, beneficios estatales recibidos, presencia en las redes sociales, membresía de un partido político y si una persona votó.
Para montar esta maquinaria de espionaje y control social cuenta con la inestimable ayuda de una empresa procedente del corazón de Shenzen, la zona del país asiático donde se incuban los últimos avances tecnológicos: ZTE. Así lo revela Reuters en una publicación que pone de manifiesto los estrechos lazos entre el Gobierno venezolano y el chino, los cuales comenzaron hace una década durante una visita de ejecutivos del Gobierno de Maduro a las oficinas centrales de ZTE. Desde Hong Kong se comenzó a fraguar entonces una idea que culminaría en 2017 con la introducción efectiva del Carnet de la Patria.
ZTE formó parte de una subvención estatal de 70 millones de dólares con el objetivo de mejorar diversos aspectos de la seguridad del país, trabajando ahora mano a mano con la compañía de telecomunicaciones nacional, la CANTV. El cometido principal sería crear una gran base de datos y un sistema de reconocimiento y pago que pueda gestionar toda la información que se pretende gestionar a través del Carnet de la Patria, que ya ha sido emitido a 18 de los 32 millones de habitantes del país.
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