En esta época es esencial protegernos del robo de identidad digital porque puede tener efectos indeseados en el ámbito personal, laboral o familiar, entre otros. Estas consecuencias pueden ir desde perder un puesto de trabajo, directamente no ser seleccionado como candidato para una oferta laboral, ser víctima de la suplantación de identidad, robos digitales y también físicos. Por ejemplo, cuando informamos dónde vivimos y dónde estamos en cada momento, es fácil saber cuándo no hay nadie en casa.

“En este contexto, necesitamos concienciarnos de que proteger nuestra identidad digital es tan importante como proteger nuestra identidad en la vida analógica. Muchas personas creen que un comentario, una crítica o una opinión en redes sociales no tiene trascendencia, pero esto no es así. Todo lo que publicamos se queda registrado y configura quién somos en el ámbito digital y esto puede tener importantes repercusiones, quizás no en ese momento, pero pasados unos años podemos arrepentirnos de algo que publicamos”, ha afirmado José Rosell, socio-director de S2 Grupo.
“Nuestra identidad digital se configura con toda la información que publicamos en Internet, comentarios en redes sociales, inscripción en páginas online, registro de datos personales, fotografías, vídeo, cuando decimos dónde vamos, con quién, etc. Y todo en Internet deja rastro. Que lo hayamos borrado, no significa que haya desaparecido. Por eso, hemos de proteger qué rastro queremos dejar y cómo hacer que éste sea seguro para nosotros”, ha explicado Miguel A. Juan, socio-director de S2 Grupo.
Diez consejos para proteger nuestra identidad digital
Ante la importancia de este asunto, expertos de S2 Grupo han preparado esta Ayuda, destacado diez recomendaciones que pueden ayudarnos a proteger nuestra identidad en Internet:
- Utilizar contraseñas robustas y modificarlas periódicamente.
- Modificar la privacidad nuestros perfiles en redes sociales según su finalidad .- Por ejemplo, quizás tenemos un perfil profesional en el que únicamente compartimos temas relacionados con este ámbito y que dejamos completamente público. Sin embargo, podemos tener un perfil muy privado para compartir cuestiones más personales o lúdicas.
- Actualizar las apps .- Este paso es fundamental para evitar las vulnerabilidades de los programas y aplicaciones que aprovechan los ciberdelincuentes para acceder a información ajena..
- No realizar publicaciones comprometidas .- Todo lo que publiquemos deja rastro en Internet. Aunque lo hagamos con un nombre diferente al nuestro, puede averiguarse quién está detrás del perfil. Por tanto, publicar fotos, vídeos o comentarios que nos pudieran situar en el futuro en una posición delicada, es algo que una vez hecho ya no vamos a poder eliminar aunque parezca que no aparece porque lo hemos borrado. La primera regla para proteger nuestra identidad digital es no publicar aquello que me pudiera dañar.
- No formes parte de bulos o fake news.- Actualmente, compartimos noticias porque nos resultan atractivas y sin contrastarlas. Cuando éstas con falsas hemos contribuido a uno de los grandes peligros que es la desinformación que muchas veces viene originada por la ciberdelincuencia. Esto también da forma a nuestra personalidad digital.
- Escoger adecuadamente las opciones de privacidad en las redes sociales.- Decide quién puede ver qué.
- Cerrar la sesión siempre que accedamos a nuestras cuentas desde ordenadores ajenos.
- No publicar contenido con derechos de autor ajenos, ya que podría acarrear problemas legales.
- Revisar nuestra identidad digital periódicamente buscando sobre nosotros mismos .- Desde S2 Grupo recomiendan hacer esto varias veces al año. Podemos mirar en Google o en redes, por ejemplo, para estar informados sobre qué datos de nosotros aparecen de forma habitual.
- Si la identidad digital ha sido dañada, pide ayuda.- Poner en conocimiento de las autoridades y/o de organizaciones que se encargan a ayudar frente a la ciberdelincuencia nos ayudará y dará el apoyo necesario para responder ante situaciones complejas como puede ser ciberacoso, bullying, sextorsión, suplantación o robo de identidad, por ejemplo.