Las nuevas tecnologías han hecho que las excursiones escolares ya no se limiten a la distancia que puede recorrer un autobús. Una tarde cualquiera un alumno de 16 años de Brooklyn se topó cara a cara con una vaca. Pero todo ocurrió en su cabeza.
Unos visores de realidad virtual habían transportado a este estudiante y a ocho compañeros más hasta una granja del estado de Nueva York, a 400 kilómetros de distancia de la escuela. En Brooklyn, este grupo de estudiantes caminaro virtualmente por establos y campiñas de Watkins Glen, y extendieron sus brazos hacia cerdos y vacas que solo ellos veían. Fue una “excursión” que no hubiera sido posible de no ser por la realidad virtual asegura la consejera de la escuela, dadas las limitaciones de tiempo y personal.
Gracias a la realidad virtual, todos los días hay estudiantes que se zambullen en el mar, observan operaciones médicas e incluso nadan por el sistema circulatorio humano usando aparatos que son cada vez más accesibles tanto por su costo como por su contenido.
Según los maestros, esta es otra buena forma de captar la atención de los estudiantes de la generación actual y puede mejorar su comprensión de las cosas y hasta sus calificaciones. Pero los docentes igual coincidieron en que aunque el uso de la tecnología puede enriquecer, no debería reemplazar las experiencias del mundo real.