El Mobile World Congress 2018 recibió a unos 107 mil asistentes y recaudó aproximadamente 471 millones de euros en Barcelona, según sus organizadores. Si embargo pese a estas cifras astronómicas, este año la feria mundial de móviles más grande el mundo pasará a la historia como la expo de la imitación asiática.
Aunque no estuvo presente en persona, porque Apple nunca acude al Mobile World Congress, el iPhone X estuvo en espíritu, por así decirlo. La conocida pestaña o muesca en la parte superior de la pantalla que aloja las cámaras y sensores de identificación facial en el iPhone X, ha llegado para quedarse. También en Android, y no sólo en la larga lista de los terminales chinos de dudosa procedencia que imitan obviamente al iPhone X. Marcas como Wiko
, Doogee
o Asus
tienen ahora en sus catálogos modelos que cuestan diferenciarlos a simple vista del teléfono de Apple.
Cambiando de modelo. Samsung repitió el diseño del S8
en el nuevo S9. Elephone se copió del Galaxy. Nokia
revivió su icónico teléfono 8110 de Matrix. Y L8star con su modelo BM10
imitó el diseño del Nokia 3310
pero en miniatura y fue una curiosidad de lo más llamativa durante la cita. Mucha imitación y poca innovación a nivel de diseño y tecnología.
Algo que sí dejó claro el Mobile World Congress 2018, más allá de los teléfonos, fue el fin de la fiebre de los wearables. Estos accesorios tan sobrevalorados en otras ediciones, este año desaparecieron.