Intel ha publicado una solución para una vulnerabilidad crítica presente en varias líneas de sus microprocesadores. La vulnerabilidad afecta a millones de chips para estaciones de trabajo y servidores. Este agujero se encuentra activo desde el lanzamiento de la arquitectura Nehalem en 2008 y pone en peligro desde la primera a la séptima generación de CPUs Core enfocadas al sector empresarial.
La propia Intel explica que “existe una vulnerabilidad de escalada de privilegios en versiones de firmware” específicas para estaciones de trabajo corporativas. Intel reconoce que si alguien se aprovechase de esta falla, podría “obtener el control de las funciones de administración proporcionadas por estos productos”.
Tras casi una década de la existencia de la falla, Intel ha elaborado un parche en forma de actualización de firmware que corrige esta vulnerabilidad y que evitaría que los hackers obtuviesen privilegios de administración directamente en el hardware sin pasar por el sistema operativo.
Sin embargo el arreglo completo de este hueco de seguridad depende de la efectiva instalación de ese firmware corregido en todas las maquinas afectadas. Añaden desde Intel que el problema no afecta a las computadoras de consumo que utilizan su tecnología.