La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) ha autorizado, durante el último año, múltiples pruebas de aviones no tripulados para envíos en áreas urbanas y rurales de ese país. La agencia está recopilando información sobre los resultados de esas pruebas para definir la regulación del uso comercial de drones. Los expertos estiman que la legalización de los drones mensajeros está muy cerca.

Bajo ese programa piloto iniciado en 2017, muchas compañías obtuvieron permiso para hacer realidad el despacho de mercancía usando aviones no tripulados, pero con restricciones estrictas. Las empresas han recibido permiso para entregar suministros médicos en áreas remotas, alimentos de restaurantes locales y más. También han surgido ideas para el uso de estos cuadricópteros en espacios internos como el dron que entrega café patentado por IBM cuya reglamentación también debe ser estudiada.
Los principales actores de la industria tecnológica tienen planes ambiciosos. La semana pasada, Uber anunció que recibió la aprobación de la FAA para comenzar a hacer entregas de alimentos a los clientes en San Diego este verano. La semana anterior, Amazon reveló sus últimas actualizaciones publicando en su blog que espera comenzar a «entregar paquetes a través de drones a los clientes en cuestión de meses».
Wing Aviation, propiedad de Alphabet, compañía matriz de Google, también anunció en abril que había recibido la certificación de la FAA para comenzar a entregar pequeños artículos de consumo usando drones en dos comunidades rurales de Virginia.
Marco regulatorio con los pies en la tierra
A pesar de las licencias otorgadas, las partes interesadas en el despacho de pedidos usando aviones no tripulados se quejan de que el enfoque de la FAA ha sido excesivamente cauteloso.
Por su parte, los activistas de la privacidad, los sindicatos y los grupos de consumidores piden más protección al ciudadano antes del despliegue generalizado, argumentando que esa tecnología es muy sensible y plantea preocupaciones de alta seguridad y espionaje.
Los activistas afirman que los drones podrían desencadenar una vigilancia masiva si están equipados con software de reconocimiento facial y otros sensores. La FAA tendrá que abordar estas preocupaciones a la hora de desarrollar un marco regulatorio nacional.
Pese a las normas necesarias, la realidad es que el uso comercial de aviones no tripulados se está expandiendo rápidamente en Estados Unidos. La FAA informa que 4 mil de los más de 1 millón de los drones registrados están siendo utilizados activamente por las empresas y hay algunas estimaciones que valoran el mercado global de servicios empresariales con estas aeronaves en 127 mil millones de dólares.