DocToDoctor es la primera utilidad adaptada a la normativa europea y mucho más completa que las existentes en EE UU. A la aplicación se accede por invitación y hay que acreditar que se es profesional colegiado. Solo dispone de servidores propios para asegurar que nadie, excepto la comunidad médica inscrita, puede tener acceso a la información.

“Esto es una empresa ética”, afirma el ginecólogo Armando Molina, con 32 años de carrera, creador de DocToDoctor, para explicar que la app es de pago para sostener este sistema frente a otros gratuitos donde no hay garantías de privacidad y confidencialidad. “En Internet no hay nada gratuito; usted paga revelando su comportamiento y compartiendo datos de su vida o profesión. DocToDoctor no vende datos a terceros ni publicidad. Es un sistema soportado por los usuarios”, se detalla en la información de la web.
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Los datos son anónimos incluso ante la eventualidad de una brecha de seguridad. El paciente tiene que dar su autorización para que los facultativos hagan uso de la información con el objetivo de compartirla con otros profesionales para debatir sobre la enfermedad. Pero esta se codifica. “La información clínica no pueda asignarse a ninguna persona en concreto. Además, hay herramientas para eliminar los datos de identificación de fotos, de informes o radiografías”, se explica en la aplicación.
Origen: La caja fuerte digital de la información médica | Tecnología | EL PAÍS