Situado a la orilla del lago Ontario, la empresa ha obtenido permisos de recalificación para operar en la zona conocida como Quayside (que se traduce literalmente como muelle. El nuevo barrio tiene una superficie de 3,2 kilómetros cuadrados y en él Google planea situar su nuevo campus canadiense en los que centralizar su millar de empleados en el país.
El esfuerzo, más allá de un movimiento de marketing claro, permitirá ofrecer una mayor calidad de trabajo en el día a día a sus empleados y servir de ejemplo viviente para nuevas áreas de oficinas e industriales. Reduciendo, según los planes, la emisión de gases de efecto invernadero, el consumo de agua potable y la generación de basuras en alta medida comparado con establecimientos similares.
El gobierno canadiense, que está también detrás de la propuesta, declaró que esperan que el nuevo Quayside sirva de modelo para otras reurbanizaciones que pongan el impacto medioambiental como primer objetivo.
Amazon, por su parte, invertirá 5.000 millones de dólares en establecer las nuevas oficinas en las que piensa crear 50.000 empleos de administración, ejecutiva y dirección. Más decenas de miles de contratos de construcción que tendrán lugar durante la edificación. La compañía ha abierto un “concurso” entre las grandes urbes de Estados Unidos y Canadá, y ya ha recibido docenas de propuestas y declaraciones públicas de poderosos alcaldes como Bill De Blasio en Nueva York.
Por ejemplo, Calgary (la mayor ciudad de la provincia canadiense de Alberta) dice que “lucharían contra un oso”, Nueva York iluminó sus rascacielos con el naranja corporativo de la compañía. La realidad es más simple: Amazon creará su nuevo campus en la ciudad que mayores ventajas fiscales le ofrezca. Si construir la nueva sede supone un desembolso de 5.000 millones de dólares y obtiene otros 5.000 millones en deducciones, habrá conseguido que su nueva sede le salga gratis.
Origen: Google y Amazon quieren sus propias ciudades