La Universidad de Aberystwyth (Reino Unido) y el Programa de Eliminación de la Malaria de Zanzíbar (Tanzania) están trabajando conjuntamente en un proyecto desarrollado en el país africano y basado en el empleo de drones para la localización de hábitats de cría de los mosquitos transmisores de la enfermedad.
El objetivo de la iniciativa, según ha explicado en el portal académico The Conversation uno de sus responsables, el profesor de la universidad galesa Andy Hardy, es emplear los drones para precisar la localización de pequeñas masas de agua que los mosquitos usan para reproducirse y donde sus numerosas larvas crecen en pocos días para convertirse en ejemplares adultos. Cada uno de estos insectos podría transmitirse en un transmisor de la malaria si pica a una persona afectada por la dolencia.
Los drones se utilizan sobre superficies de gran tamaño para crear mapas «precisos» de posibles hábitats del mosquito. En menos de 30 minutos, un único dispositivo es capaz de sondear un arrozal de 30 hectáreas, tras lo que las imágenes capturadas son procesadas y analizadas en cuestión de horas para ubicar en el mapa las masas de agua.
Los drones de la iniciativa de la universidad galesa, ha explicado Andy Hardy, ayudan a administrar mejor la sustancia insecticida, ya que algunos de estos lugares presentan un difícil acceso a pie, por lo que es complicado precisar los puntos exactos a fumigar. Los representantes de la Universidad de Aberystwyth pretenden complementar estos dispositivos con el uso de smartphones para servir de apoyo a los equipos encargados de diseminar el larvicida y controlar sus resultados.
Los universitarios galeses se han marcado como meta convertir a los propios drones en dispositivos capaces de distribuir por sí mismos el producto insecticida. No obstante, fue necesaria la colaboración con vecinos de las localidades del archipiélago para explicarles el uso exacto que tenían los drones, y prevenir así las posibles quejas por invasión de la privacidad o su asociación con la guerra.
El Archipiélago de Zanzíbar y el país de Tanzania en su conjunto son algunos de los territorios más históricamente afectados por la malaria, ha recordado Hardy. A nivel global, más de 200 millones de personas al año contraen esta enfermedad, que causa cerca de 500.000 muertes anuales.
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