Cuando los Juegos Olímpicos de Invierno dieron inicio en Corea del Sur, muchos de los esquiadores más destacados del mundo tuvieron por fin la posibilidad de deslizarse por las montañas donde competirían. Pero el equipo de Estados Unidos pudo hacerlo muchos meses antes de ese encuentro, al menos técnicamente. Sus esquiadores pasaron el último año familiarizándose con el trayecto, memorizando los giros, las vueltas y las posiciones de las puertas, todo gracias al uso de la realidad virtual.
El equipo de Estados Unidos grabó las pistas usando una cámara de video en 360 grados. Después, los esquiadores vieron las imágenes usando visores de realidad virtual. En ese video capturaron cómo es el descenso en esas laderas para que los atletas pudieran revivirlo una y otra vez, dándoles un “acceso mental” a las pistas.
Los esquiadores también usaron audífonos especiales conectados a unas tablas de equilibrio con los que pudieron reproducir la sensación de estar en la pendiente de la montaña y moverse al ritmo del video. También se pudieron manipular las imágenes para modificar el clima y la cantidad de luz, de manera que fueran más realistas. Beneficios del entrenamiento, el atleta tenía la sensación que conocen mejor los trayectos que recorrerían, y cuando se subieron al los esquís durante la competencia su nivel de confianza fue mayor.