Sudán fue el último rinoceronte blanco del norte macho y tuvo que ser sacrificado por su avanzada edad y su sufrimiento. Su hija y nieta aún son los últimos sobrevivientes de una subespecie que hace 40 años, llegó a contar con solo 500 ejemplares. Un grupo de científicos busca clonarlo para “revivir” sus especie.
Ahora el destino de esta especie está en manos de la ciencia y en el Zoo de San Diego, Estados Unidos, apuestan por producir células madre a partir de las células congeladas de Sudán, para poder aumentar la población de esta especie, sostuvo director de Investigación del Zoo de San Diego, Oliver A. Ryder.
Este banco genético en el que se conserva el ADN de más de 120 especies, entre las que se encuentra la del rinoceronte blanco del norte, podría dar una esperanza para volver a tener ejemplares de esta subespecie. Para ello se necesita recuperar material genético de los tejidos que tienen almacenados. También se tiene previsto obtener células primordiales como ovocitos y espermatozoides. Con ese material, se buscará una hembra subrogada para efectuarla la fecundación in vitro.
Después, el embrión se implantará en una hembra fértil de rinoceronte blanco del sur, una subespecie, que al día de hoy, cuenta con más especies. «Tenemos la responsabilidad de salvar estas especies que, por culpa de la acción humana, están al borde de la extinción. Pero a diferencia del pasado, ahora podemos plantearnos un rescate genético para devolver a la vida las especies que hemos perdido», dice Ryder.
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