Gracias a un equipo español con el laboratorio ubicado en Leganés, existe un prototipo viable de emisor de Rayos T, o rayos de terahercios (THz), que pretende desbancar a los Rayos X de la tecnología biomédica, industrial y de telecomunicaciones. Este tipo de radiación no ionizante, que mantiene una frecuencia entre los infrarrojos y las microondas, se había convertido en la Moby Dick del espectro electromagnético. Hoy estamos un paso más cerca de generar los rayos de terahercios a bajo coste.
Con investigaciones de multitud de equipos en todo el mundo (Ulrich Welp, Argonne; Vitiello, M. S. et al., Nest-Pisa; Mikhail A. Belkin, Harvard…), ha sido Rubén Criado, ingeniero de Telecomunicaciones y doctor en Fotónica por la universidad Carlos III de Madrid, quien ha desarrollado junto a su equipo un emisor de terahercios. Es de mayor calidad y más «simple» (o más directo en su funcionamiento) que los existentes, combinando las tecnologías fotónica y electrónica. Pero, ¿por qué son tan importantes los Rayos T, también conocidos como T-luz?
Los Rayos T frente a los Rayos X
Desde el punto de vista puramente físico, los Rayos X (descubiertos por Röntgen en 1895) operan en un rango de frecuencias entre los 3·1016 Hz y los 3·1019 Hz, con longitudes de onda entre 10 y 0,01 nm. Con estos rayos, somos capaces de ver a través de distintos materiales (como el cuerpo humano) y detectar metal, pero modificando en el proceso parte de la estructura química.
Los Rayos T, por su lado, ocupan una región del espectro electromagnético con una frecuencia mucho menor que los Rayos T (de hecho, mucho menor que la radiación que percibimos con los ojos) y no interactúan con la materia. Otros ejemplos de radiaciones no ionizantes son las emisoras de radio, así como las microondas usadas en los electrodomésticos o en el área de telecomunicaciones.
Como señala Rubén Criado, «los rayos de terahercios son capaces de detectar también cerámica, madera, papel, etc. […] y son totalmente inocuos, no es una radiación dañina».
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