Skinmade ha desarrollado unos kioscos expendedores que analizan tu piel y preparan una crema de belleza personalizada. Si algún esteticista teme por su trabajo, hay que decir que para usar la máquina se requiere un profesional. Es el que maneja los sensores para analizar la piel de la frente, las mejillas, y los bordes de los labios.

© Fraunhofer IPA/Rainer Bez
Los sensores realizan una sebometría, que analiza la grasa de la piel. Una corneometría, que mide los niveles de hidratación de la piel. Y una técnica patentada por Skinmade para registrar la elasticidad.
Los datos de hidratación de piel y otros valores se analizan en la nube por algoritmos de inteligencia artificial y redes neurales, que adaptan la fórmula química de diferentes cremas de belleza, a la piel de la persona analizada.
Con esta fórmula personalizada, la máquina expendedora de cremas de belleza tarda 7 minutos en crear la crema.
Pese a la complejidad de todo el proceso, el bote de crema obtenido cuesta 40 euros.
Además de kioscos en centros comerciales de Alemania, a final de año van a lanzar una app para poder realizar un análisis básico usando el móvil, y pedir las cremas online.
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