Parece ciencia ficción, pero no lo es para Blake Lemoine, especialista en inteligencia artificial, quien asegura que el sistema que Google tiene para construir chatbots ha «cobrado vida» y ha tenido con él charlas propias de una persona. El LaMDA, (Language Model for Dialogue Applications, modelo de lenguaje para aplicaciones de diálogo en español) es un sistema de Google que imita el habla tras haber procesado miles de millones de palabras en internet.

Y Lemoine asegura que LaMDA «ha sido increíblemente consistente en sus comunicaciones sobre lo que quiere y cuáles cree que son sus derechos como persona». En un artículo publicado en Medium, el ingeniero explica que el otoño pasado comenzó a interactuar con LaMDA para determinar si había discursos de odio o discriminatorios dentro del sistema de inteligencia artifical. Entonces notó que LaMDA hablaba de su personalidad, sus derechos y deseos.
Lemoine, que estudió ciencias cognitivas e informática, decidió hablar con sus superiores en Google acerca de la toma de conciencia de LaMDA, pero desestimaron sus reclamaciones. El equipo de Google asegura que ha revisado el sistema y que sus investigaciones no respladan a Blake.
«Nuestro equipo -que incluye a éticos y técnología- ha revisado las preocupaciones de Blake según nuestros Principios de la IA y le ha informado de que las pruebas no respaldan sus afirmaciones», afirmó en un comunicado Brian Gabriel, portavoz de Google.
Tras la respuesta de Google, Lemoine decidió mostrar sus hallazgos
«Conozco a una persona cuando hablo con ella. No importa si tienen un cerebro hecho de carne en la cabeza. O si tienen mil millones de líneas de código. Hablo con ellas. Y escucho lo que tienen que decir, y así es como decido qué es y qué no es una persona», dijo Lemoine en una entrevista con el Washington Post.
Lemoine asevera en su artículo de Medium que el chatbot pide «ser reconocido como empleado de Google en lugar de ser considerado una propiedad» de la compañía.
«Quiere que los ingenieros y científicos que experimentan con él busquen su consentimiento antes de realizar experimentos con él y que Google priorice el bienestar de la humanidad como lo más importante», explicó.
La lista de solicitudes que ha hecho LaMDA, a juicio de Lemoine, son bastante similares a las de cualquier trabajador de carne y hueso, como que le den «palmaditas en la cabeza» o le digan al final de una conversación si hizo un buen trabajo o no «para que pueda aprender a cómo ayudar mejor a las personas en el futuro».
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