Las amenazas, el ciberbullying o las conductas de acoso, la suplantación de identidad en las redes sociales o el sexting, obtención de fotografías en poses eróticas para luego coaccionar a la víctima, son cada vez más frecuentes, según señalan los expertos, que avisan del aumento de delitos cometidos por adolescentes a través de las nuevas tecnologías.
Los medios empleados con más frecuencia son las redes sociales y smartphones, a través de aplicaciones como WhatsApp, debido a la facilidad de difusión y fuerte intranquilidad que generan en la víctima.
El grooming, o la grabación de agresiones o vejaciones para su posterior difusión telemática, es otro de los ejemplos más frecuentes. Según los expertos es importante tener en cuenta que el menor no sólo es víctima, también es agente activo en muchas de las patologías que se asocian a Internet.