Que los datos sean digitales no implica que estén a salvo. Los discos duros fallan y los discos compactos están empezando a deteriorarse. 25 años después de popularizarse como tecnología de almacenamiento, cada vez es más común que los CDs sufran de un mal llamado disc rot. La causa principal de este problema es la corrosión de su capa reflectante.
Un disco compacto estándar consta de una capa de policarbonato, una capa metálica reflectante y una capa de laca para prevenir la oxidación del metal. (En un reproductor de CDs, un láser incide sobre la capa de policarbonato y se refleja en la capa metálica para ser leído por el receptor). Cuando la laca protectora del CD no es lo suficientemente resistente, la capa metálica puede acabar oxidándose, y entonces los datos se vuelven ilegibles.
La cuestión es que —aunque el funcionamiento y la estructura de los CDs estén estandarizados— los procesos de fabricación y los químicos usados por los fabricantes pueden ser diferentes. Así, las diferentes marcas y los lotes específicos que salen de las fábricas pueden envejecer de maneras muy distintas. Hay discos más susceptibles que otros al disc rot, hay discos que duran 10 años y hay discos tienen una vida útil absurdamente larga.
Pero lo que estamos viendo con el paso del tiempo es que los CDs empiezan a fallar de manera significativa a partir de los 20 años.
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