Tras una investigación internacional, autoridades cerraron la página web Webstresser, desde donde se realizaron más de cuatro millones de ciberataques alrededor del mundo. En este sitio era posible comprar ataques de denegación de servicio (DDoS) que eran realizados contra páginas, entre ellas las de algunos colegios o entidades financieras. En 2017 fue utilizado para atacar a grandes bancos británicos, lo cual causó cuantiosas pérdidas económicas.
El dominio aparecía como una oferta para que las empresas «probaran su seguridad ante ataques informáticos», y los investigadores señalan que la banda vendía el servicio por cerca de 13 euros. En la práctica, estos ataques, denominados DDoS, se basan en sobrecargar una página al dirigir un alto volumen de tráfico de datos hacia ella, provocando que quede colgada y no pueda funcionar. Entre los objetivos de este tipo de ataques se destaca el espionaje industrial y para su solución, se requiere de una importante cantidad de esfuerzo y de dinero.
La operación fue liderada por la Agencia Nacional contra el Crimen del Reino Unido (NCA) y la policía holandesa y contó con la asistencia de Alemania y Estados Unidos.