Snapchat se ha convertido en una poderosa herramienta de comunicación que está arrasando entre el público más joven. El servicio cuenta con la falsa sensación de seguridad que proporciona saber que las fotos desaparecen del móvil del destinatario transcurridos unos segundos, y ello anima a instantáneas cada vez más arriesgadas.
Ponemos en entredicho el asunto de la seguridad, porque nadie puede evitar que se haga una captura de pantalla de una foto comprometida y que esta circule por WhatsApp a velocidades de vértigo.
No hay estadísticas sobre un posible uso de la red social para fines sexuales. Cómo va a haberlas si la foto se diluye en cuestión de segundos. Pero el sentido común nos invita a pensar que los más jóvenes estarían llevando a cabo de forma inconsciente un uso muy arriesgado de Snapchat. Y los anunciantes lo temen.
via Snapchat, la fina línea entre los selfies y el sexting.