De entre los muchos actos de rebeldía del actual presidente norteamericano, el que en apariencia es más pueril puede ser también uno de los más peligrosos. Se ha sabido ahora que Donald Trump rehúsa utilizar las líneas seguras de teléfono fijo de la Casa Blanca porque prefiere sus tres iPhones, que son vulnerables a escuchas por parte, sobre todo, de China.
Fue el diario ‹The New York Times› el que reveló el miércoles la existencia de esos tres iPhones presidenciales: dos capados por las agencias de inteligencia y un tercero que Trump compró y al que se aferra, temeroso de perder su acceso a las redes sociales. Los tres son vulnerables a escuchas tanto de China como de Rusia. Además, para evitar ser espiado, el presidente debería cambiar todos sus teléfonos cada mes, pero no lo hace por el engorro de transferir todas sus aplicaciones y contactos.
En un estilo muy propio, Trump insiste en mantener sus propios teléfonos porque así puede llamar a amigos, políticos y periodistas sin tener que pasar por la centralita de la Casa Blanca. De ese modo elude el control de su jefe de gabinete y se deja asesorar por viejos conocidos, a quienes China ha identificado y utiliza para tratar de influir sobre el presidente. Ambos países se hallan inmersos en una guerra comercial iniciada por el propio Trump.
Como suele hacer, el presidente ha calificado la noticia de falsa. «Sólo uso teléfonos del Gobierno, y tengo un móvil que he usado muy pocas veces», ha dicho en Twitter.
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